22 enero 2008

Gas: La Administración sigue lavándose las manos

Enésimo escape de gas, esta vez en un barrio de A Coruña. No ha ocurrido nada grave, pero los problemas que causa el gas en los edificios habitados son noticia habitual.
Episodios como el vivido ayer en A Coruña casi siempre pasan desapercibidos porque --afortunadamente-- en la mayoría de las ocasiones todo se queda en un susto; aunque no habría que minimizar las molestias y las pérdidas que causan los desalojos preventivos.
Desde hace ya años, la Administración impide o sesga todo debate sobre la conveniencia o no de generalizar el uso de gas en los hogares.
Incendio registrado en un inmueble de
Laredo tras una fuga de gas, en 2006.
Murieron seis vecinos
(foto capturada en 
El diario montañés)
Las afirmaciones no razonadas y la publicidad, incluida la institucional, ocultan servidumbres energéticas cada vez más onerosas y costes sociales que no compensan las ventajas que cantan las compañías.
A fecha de hoy, nadie duda de que el gas es aconsejable en la industria y para producir electricidad (centrales térmicas), pero las redes de distribución instaladas en áreas urbanas y en edificios colectivos habitados dejan mucho que desear.
Hay países y ámbitos --caso de las Españas-- en los que ser más papista que el papa forma parte de la cultura política y social: ¿Dónde va Vicente?, donde va la gente... Pero en otros pagos cada vez son más los ciudadanos europeos que evitan alquilar o comprar vivienda en inmuebles colectivos dotados de conductos e instalaciones de gas. Precaución más justificada, si cabe, cuando la Administración no controla directa y permanentemente la idoneidad de las instalaciones.
¿Cuándo se hará un estudio objetivo y global --no solo financiero-empresarial-- del asunto?, ¿cuándo asumirá la Administración el control directo y permanente de las instalaciones?, ¿cuándo dejará la Administración de ir a remolque de decisiones previas que solo tienen en cuenta intereses privados?

1 comentario:

  1. En el año 1946 se fundó en Argentina la empresa pública Gas del Estado que funcionó hasta 1992 momento en que fue traspasada a capitales privados por el desgobierno de Carlos Menem. Dicha empresa, la tercera de su tipo en el mundo, proveía de gas natural a través de redes domiciliarias (cañerías) o bombonas (que allá se llaman garrafas). En Argentina tiene más valor de venta una casa conectada a la red de gas natural que una casa que no lo esté, es lo más común, siendo las explosiones de gas una cosa rara y que, normalmente, se deben más a "errores del piloto", es decir, metidas de pata que se manda el usuario.

    Dicho de otra forma, en Argentina una casa que se instala dentro de los alcances de la red de gas natural no puede tener bombonas, en el casco céntrico de la ciudad de San Nicolás (una ciudad de unos 170.000 habitantes) por ejemplo, no hay casas que no se provean de gas de esta manera, a través de la red domiciliaria.

    En realidad, es un sistema muy seguro aunque la instalación ha de hacerla personal cualificado, sobre todo en los edificios de altura que, por lo general, precisan de lo que se llama subestaciones de gas para que no se registren pérdidas de presión.

    Siempre me ha llamado la atención que en España se registren tantas explosiones de gas, ya sea a causa de las bombonas o por casos como este, ya que a decir verdad el parque de garrafas o bombonas de Argentina, como el de todo país con crisis económica, no se mantiene como debería mantenerse teniendo algunas garrafas más de 10 años de uso pero, he aquí lo raro, no se registran tantas explosiones ni fugas de gas como en España.

    Mi experiencia como usuario, ya que he vivido 41 años en la república Argentna, me indica que el estar conectado a una red de gas natural es muchísimo más cómodo y seguro que el utilizar bombonas ¿Por qué aquí es distinto? La verdad es que no debería serlo.

    Un abrazo.

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