07 mayo 2008

Los falsarios de Blair y la Tercera Vía muerta

Apenas se habla del asunto y apenas ha sido motivo de debate, ni siquiera en la izquierda. Sin embargo, la derrota de los laboristas en las recientes elecciones celebradas en Inglaterra y Gales ha sido una debacle sin paliativos para el Labour Party (Partido del Trabajo, aunque en castellano se ha dado en llamar Partido Laborista) y para la llamada Tercera Vía: el programa que impuso la corriente social-liberal del laborismo.
Pero, ¿qué es o qué representa la Tercera Vía?
Tercera Vía defiende los principios liberales de la economía de mercado dulcificados con algunos "adornos" de la socialdemocracia; de modo que los criterios de gobierno de Tony Blair y sus compañeros de viaje están más cerca del neoliberalismo que del socialismo.
De hecho, las aportaciones de los teóricos de la Tercera Vía a la modernización del socialismo democrático son irrelevantes, pues se han limitado a copiar los programas liberales, los han vestido con flores retóricas y en los mítines han engolado la voz para hablar de la igualdad desde un punto de vista teológico.
[Las tesis de esa corriente pseudolaborista fueron parcialmente asumidas en el PSOE por los integrantes de Nueva Vía, marca de la corriente renovadora del PSOE que, entre otros, auspiciaban José Blanco, Jesús Caldera, Antonio Cuevas, José Luis Rodríguez Zapatero y Jordi Sevilla. No obstante, en el caso de los socialdemócratas españoles el grupo sólo funcionó a modo de coordinadora y como horno de ideas durante la preparación del congreso federal en el que Rodríguez Zapatero fue elegido secretario general; tras lo cual, Nueva Vía desapareció como tal]
Maestros en propaganda y mixtificación
El aspecto que mejor han desarrollado los dirigentes de la Tercera Vía ha sido la propaganda y la política de comunicación --incluida su penetración en los medios--. Por lo demás, cuando alguien se pregunta qué ha aportado la Tercera Vía a la consolidación de la socialdemocracia como opción de gobierno para Occidente, la respuesta es muy breve: la publicidad y la capacidad de mixtificación.
En cierta medida, la derrota del Partido Laborista era previsible porque para decenas de miles de ciudadanos siempre acaba siendo más rentable comprar un original (votando a los conservadores y a los liberales) que comprar una copia barata (manteniendo en el poder a los social-liberales de la Tercera Vía).
Inventan escenarios y además se los creen
Los propagandistas de la Tercera Vía han insistido hasta la saciedad en que tras el hundimiento de la Unión Soviética --¡siguen empeñados en calificar de socialismo el capitalismo de Estado que institucionalizó el régimen estaliniano!-- los partidos políticos de las democracias occidentales deben colaborar unos con otros, pactando las leyes y medidas de gobierno básicas y aplicando las mismas medicinas para enfermedades como el desempleo, la deslocalización, la desinversión, la fiscalidad, etcétera.
Sin rodeos: los falsos socialdemócratas proponen adelgazar la democracia, sobre todo en asuntos económicos, y convertir el consenso en poco menos que un pilar constitucional.
Evidentemente, semejante planteamiento está vinculado a simplezas como la que se ha dado en llamar "lo políticamente correcto". Así, poco a poco, se uniforman valores y se fomentan, ¡todavía más!, el acriticismo y la memez social.
En definitiva, la llamada Tercera Vía ha servido, entre otras cosas, para desbrozar el camino al pensamiento único y a las políticas socio-económicas propias de los conservadores. Lógico, pues, que el electorado vote a los que mejor saben administrar con criterios de derecha y de centro-derecha.
El ex premier mejor pagado de la historia
Tony Blair ha sido, ¡con ventaja!, el premier ideológicamente más destructivo de la historia de Gran Bretaña. Es lógico, pues, que tras su inteligente dimisión haya sido contratado por dos grandes consorcios trasnacionales y que cobre hasta 300.000 euros por dar conferencias en las que, entre otras lecciones, instruye sobre cómo gobernar vendiendo espejismos e invadiendo países (Irak) para defender los intereses de las petroleras…
Así las cosas, desde una óptica de izquierda y de futuro es racionalmente deseable que en las próximas elecciones legislativas el electorado británico aparte del gobierno a semejante banda de falsarios.

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