25 febrero 2012

«23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo»

De entrada y para que ningún lector se llame a engaño, conviene subrayar que este libro no es un manifiesto en pro de un orden económico distinto. El autor no milita en el movimiento anti-sistema, no forma parte de una organización anti-globalización, ni es un teórico del altermundismo. Ahí radica, precisamente, uno de los principales atractivos y avales de 23 cosas que no te cuentan sobre el capitalismo [editorial Debate]: es el trabajo de un ortodoxo especializado en economía del desarrollo que se ha formado en la Universidad de Cambridge (Gran Bretaña), de la que actualmente es docente.
Se trata, pues, del diagnóstico de un médico de la economía que analiza los órganos del enfermo al que atiende, convencido de que su paciente posee un metabolismo que le permite ser longevo, pero...
¿Qué virus carcome las entrañas de tan saludable paciente? Más exactamente: ¿en qué tipo de aberraciones ha incurrido para que un médico de confianza le acuse de haberse autoinoculado un cóctel de virus y bacterias que está causándole grave deterioro físico, hasta el extremo de amenazar con un fatal desenlace?
Los 23 secretos --a la vez que taras-- del sistema capitalista que según Ha-Joon Chang (Hanja, Corea del Sur, 1963) son desconocidos por el gran público porque numerosos medios --máxime los que ya están en manos de la gran banca-- se encargan de silenciarlos.
Las taras que enumera Chang cabe dividirlas en cuatro grandes bloques que reflejan sendas perversiones, a saber:
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Reproducción facsímile del texto, publicado
en Mercados (La voz de Galicia)
1. ¡Más codicia!
Un alto porcentaje de los gestores de las grandes compañías y de las entidades financieras --que a su vez condicionan en mayor o menor medida todas las demás actividades y empresas-- se preocupan más de su interés privado que de la buena marcha y solidez de las empresas que administran.
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2. Desregular tiene torna
La generalizada desregulación de la economía --unida a la tecnología-- facilita que los inversores (máxime los grandes fondos) muevan el capital con inusitada rapidez sin que los Estados hayan implementado controles adecuados; lo que incrementa la tasa de éxito de las operaciones (incluidas las especulativas) y multiplica rentabilidades.
Pero la teórica virtud económica de la rentabilidad es estrictamente privada, exagerada y está minando la estabilidad del sistema e inevitablemente, también la estabilidad social: la brecha entre la actividad económica financiera y la economía real es irracional y, lo que es peor, los movimientos de capital son incontrolables y totalmente ajenos al bien común (¡quiebran la estabilidad social!).
Es más, un alto porcentaje de esas operaciones destruyen riquezas naturales, producciones y/o bienes y por tanto, también personas.
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3. Tensando la lucha de clases
A partir de los ochenta, la mayoría de los gobiernos de Occidente han introducido criterios en sus políticas económicas que enriquecen a los ricos con el pretexto de que la acumulación de capital acaba beneficiando a todos. Esa tesis es falaz, afirma Chang, y advierte de que la creciente brecha entre los más ricos y las clases sociales medias y bajas de Occidente debilitan el futuro económico, castigan a la colectividad, resquebrajan la estabilidad social e, inevitablemente, también la institucional.
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4. El libre mercado es una cantinela
Libre mercado sólo son dos palabras que suenan bien y sirven para referirse al propio capitalismo sin mencionarlo, pero el concepto que representan no existe.
Chang deja claro desde el primer capítulo que «todos los mercados tienen reglas y fronteras para restringir la libertad de elección». Su tesis subraya que «libre mercado solo es la descripción política del propia sistema». Dicho de otro modo, esos dos vocablos sería los apellidos de «la ideología dominante durante los últimos 30 años».
¿A qué ideología se refiere Chang?: Al neoliberalismo (o ultraliberalismo).
El autor conduce al lector a una conclusión inquietante: quienes más pervierten y debilitan el capitalismo lo hacen desde dentro, edificando una ideología cuyo programa político y de gobierno es acumular dinero y, en función de ello, han ido artillando convenciones y dogmas que se niegan a debatir; línea axiomática en la que cabe destacar, por ejemplo, el que "ordena" competir en todo y para todo, tanto para acaparar riquezas como para comer cada día.

1 comentario:

  1. Hola, me llamo Javier:
    Lo que más me preocupa de todo esto es que los que se autodenominan liberales de verdad (seguidores de Hayek) dicen que vivimos en un mundo más parecido a la URSS que al libre mercado, que toda la culpa la tiene el intervencionismo, que vivimos en un capitalismo de amigotes o incluso socialismo (ver www.fraudedocumental.com/ o entrar en la web del p-lib). Hasta me dijeron que Adam Smith era un protosocialista¡¡
    Ver para creer... son incapaces de admitir que ese liberalismo crea estos monstruos que ya luego no pueden controlar.
    Saludos.

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