30 julio 2017

Por ignorancia o interés, numerosos "progres" asumen el antinacionalismo de los ultranacionalistas

El mensaje españolista, sea ultra o "constitucionalista" 
es muy peligroso: El único nacionalismo bueno es el nuestro

Causa tristeza comprobar día sí, día también la fragilidad ideológica de numerosos dirigentes del PSOE y en especial, de la presidenta de la Junta de Andalucía; esa "muchacha" aupada por la nomenclatura a la que han convencido de que está llamada a salvar a la socialdemocracia española [y ella va y se lo cree], lo cual tiene mucho morbo, pues los responsables de las debacles electorales que ha acusado el PSOE son los funcionarios de la política a los que tan bien representa ella.
[INCISO: 
El empleo de la palabra "muchacha" es asexual, no me refiero a la condición femenina de la individua, sino a su inmadurez intelectual]
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Intuyo que no es intencionado, pero el titular de la portada que hoy abre ABC ofrece una prueba, otra, del simplismo de la presidenta de la Junta [ver ilustración adjunta].
Eso de que una o un socialista no puede ser nacionalista, tal como apunta Susana Díaz, es, resumiendo, una idiotez.
El nacionalismo no es una "ideología cerrada", acostumbra a ser un rasgo complementario, y en oeas ocasiones es el eje de la acción política (táctica) de un partido, por ejemplo; pero también hay casos en que forma parte de la estrategia política, tanto es así que puede convertirse en un rasgo ideológicamente sustancial
Pero en todos los casos, sin excepción, el nacionalismo nunca viaja solo, siempre va acompañado.
Aunque la Historia, hechos comprobados y/o documentados, indican que el nacionalismo acostumbra a caracterizarse por ser o devenir conservador, hay ejemplos --pocos pero suficientes-- que niegan la "verdad" conforme la cual el nacionalismo siempre es excluyente y destructivo, taras supuestamente congénitas que son tan "políticamente correctas" como falaces.
Esas y otras de similar tenor, siempre negativas, son las acusaciones más tremendistas y también las más difundidas por los medios convencionales: es el antinacionalismo de los nacionalistas españoles de base franquista, cuyo mensaje central es tan pueril que ni siquiera se atreven a enunciarlo: El único nacionalismo bueno es el nuestro, el españolismo.
Es un guión políticamente idiota y mentiroso pero pragmático y exitoso, dirigido básicamente a dos públicos: uno es el formado por los electores que se dejan llevar por el miedo a eso que llaman "romper España" [que incluye una subliminal amenaza de guerra] y segundo, en paralelo, esos mensajes alimentan al conjunto de los votantes que ya están enganchados al fanatismo patriotero, con el que sigue comulgando o en el que sigue enredada gran parte de la sociedad española.
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Contaba con la simpatía y el apoyo de
gentes "poderosas" y precisamente
por eso, entre otros detalles,
la mayoría de los militantes
desconfiaron de ella
El antinacionalismo progre
es hijo de la comodidad
o de la ignorancia

Junto al antinacionalismo de los nacionalistas españoles, cuya base es socialmente amplia y temporalmente histórica, existe un antinacionalismo progre que ha crecido poco a poco y de un tiempo acá, impetuosamente...
Es el antinacionalismo de los socialdemócratas de baratillo, los socialistas tuertos y los comunistas que prefieren cerrar los ojos, entre otros.
Es el antinacionalismo de quienes siendo militantes o votantes de la izquierda han decidido ser "progres", lo cual es legítimo y respetable, por supuesto, y que por las causas que sean o por las razones inventadas que prefieran se han olvidado o se engañan, de forma que casi todo sirve con tal de negar que desde un punto de vista estrictamente democrático es obligado defender (o cuando menos aceptar) el referéndum que reclaman los catalanistas --pues este es el meollo, ¡dejen de marear la perdiz!--, y se niegan a asumir el reto de que desde una óptica de izquierda, de clase, ante un referéndum en el que nada se decide sobre el sistema económico imperante toca explicar que el objetivo de esos independentistas es ajeno a los intereses de la inmensa mayoría de los ciudadanos y que incluso causará perjuicios a todos los trabajadores (incluidos autónomos) y pymes.
El nacionalismo que representan PDCat y ERC y el proyecto que han puesto en marcha son de carácter conservador, basta leer los documentos que han difundido.
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Cosas de "progres"...
El independentismo
refleja dos fracasos,
el del Estado
y el de la Transición

El independentismo, no obstante, tiene dos atractivos para los numerosos ciudadanos que están hartos de que la Transición se haya eternizado:
1.º Planta cara al nacional-catolicismo del PP [= franquismo sociológico], y
2.º Pone blanco sobre negro el estrepitoso fracaso de todos los gobiernos y de todas las élites que desde principios del siglo XVIII se empeñan en alicatar el Estado rompiendo el mosaico original.
Es comprensible que Rajoy y los suyos sean furibundos anticatalanistas y traten de ocultar su ultraespañolismo diciendo hipócritas simplezas contra el nacionalismo en general; pero, ¿a qué obedece que una socialdemócrata recurra al mismo ventilador?... ¿ha renunciado a pensar?, ¿es o le interesa ser una ignorante en Historia?, ¿cree que la Historia de España empezó en 1978?, ¿o sencillamente es simple como una berza? 
Tanto da lo que sea, lo que crea o lo que crea ser, su desidia y cobardía ideológicas contribuyen a que los patriotas conservadores ganen espacio en el terreno de las ideas vacías y en las urnas.
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ANÁLISIS de Fernando López Agudín: «Despeñapedros», en Público.  

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